Singapur: Un modelo de ciudad habitable y sostenible que Lima puede seguir

Singapur es un pequeño gigante del Sudeste Asiático, con una de las economías más exitosas del planeta pese a su pequeña extensión. Y justamente, una de las consecuencias de esa fortaleza económica e institucional es una política urbanística modelo para otros países.

Hablamos de una ciudad-estado con más de 8.000 habitantes por km², que ha logrado lo que muchas urbes consideran imposible: vivienda asequible para el 80% de su población y espacios públicos de calidad, incluso en medio de una densidad extrema.

Su éxito no es casualidad, sino el resultado de políticas audaces, planificación integral y una visión a largo plazo. Para Lima, que enfrenta desafíos como la congestión, la informalidad y la falta de viviendas accesibles, este modelo ofrece lecciones valiosas.

 

  1. 1. Vivienda pública como prioridad nacional

Esta es quizá la enseñanza más valiosa de la experiencia singapurense. El Housing and Development Board (HDB), agencia estatal creada en 1960, es la columna vertebral del sistema de vivienda en Singapur. Más del 80% de la población vive en complejos públicos, y el 90% de estos residentes son dueños de sus hogares. ¿Cómo lo lograron?

– Subsidios estratégicos: Las viviendas se venden por debajo del costo de construcción, financiadas con impuestos a la tierra y venta de terrenos estatales. Por ejemplo, un apartamento de 3 habitaciones cuesta entre US $150.000 y 300.000, accesible para familias con ingresos medios.

– Renovación continua: Programas como el Home Improvement Programme (HIP) modernizan edificios cada 30 años, actualizando instalaciones y fachadas, y mejorado así la calidad de vida de sus residentes

– Integración social: Las cuotas étnicas en cada edificación evitan que se formen guetos, mezclando residentes de distintos orígenes: chinos, malayos e indios, en cada bloque.

Uno de los ejemplos emblemáticos es The Pinnacle Duxton, un complejo de siete torres interconectadas con jardines comunitarios en pisos elevados, optimizando 2.5 hectáreas para albergar a miles de residentes.

Además, cuenta con dos skybridges o puentes que conectan los edificios en los pisos 26 y 50. El skybridge del piso 26 es exclusivo para residentes, mientras que el del piso 50 está abierto al público y tiene un mirador gratuito con vistas panorámicas de la ciudad.

El complejo también cuenta con un centro alimentario, un daycare, un parque automovilístico subterráneo, y otras instalaciones deportivas y recreativas

 

 

  1. 2. Uso mixto: la clave para reducir desplazamientos

Singapur prioriza la multifuncionalidad urbana. Proyectos como Kampung Admiralty -un “pueblo vertical” de 0.9 hectáreas- integran viviendas para ancianos, un hospital, un mercado y un parque, reduciendo la necesidad de transporte.

Un dato interesante de Kampung Admiralty es que se aprovechó un terreno baldío para su construcción, e incorpora elementos ecológicos como sistemas de recolección de agua de lluvia, paneles solares y techos verdes.

Otros desarrollos similares, como TMW Maxwell y The Reserve Residences, combinan oficinas, comercios y residencias en distritos céntricos, promoviendo la vida a pie.

Las ventajas de estos proyectos son, primero, que generan menos congestión: el 67% de los viajes en Singapur son caminando, en bicicleta o transporte público. Además, activa un dinamismo económico, pues los locales comerciales en plantas bajas generan empleo y servicios accesibles.

 

  1. 3. Densidad vertical con diseño inteligente

Singapur construye en altura, sin que esto implique sacrificar la calidad de vida de sus habitantes. Así, tenemos torres de hasta 50 pisos con ventilación natural, iluminación eficiente y conexiones peatonales.

Del mismo modo la infraestructura está integrada a estos proyectos: Estaciones de metro y centros de salud se planifican junto a proyectos residenciales.

La sostenibilidad no queda de lado en este panorama, sino al contrario. Por ejemplo, con el uso de paneles solares en 6.000 bloques, que cubren el 6% del consumo eléctrico nacional; así como sistemas de reciclaje de agua que abastecen al 40% de la demanda.

 

  1. 4. Regulación de la especulación inmobiliaria

Singapur ha implementado políticas efectivas para controlar la especulación inmobiliaria, con lo cual busca garantizar que el mercado permanezca estable y accesible para los residentes. Las medidas de enfriamiento incluyen:

– El Impuesto de Timbre Adicional al Comprador (ABSD, por sus siglas en inglés) se ha incrementado hasta un 60% para no residentes, con lo cual se busca desalentar la inversión especulativa extranjera

– El Índice de Servicio de la Deuda Total (TDSR por sus siglas en inglés) limita los pagos de préstamos hipotecarios a un máximo del 30% del ingreso mensual, y de esa manera se ha evitado que los compradores se sobreendeuden.

– El Programa de Venta de Terrenos del Gobierno (GLS por sus siglas en inglés) permite al Gobierno controlar la oferta de tierras, influyendo en los precios de las propiedades y asegurando un desarrollo urbano sostenible

Estas medidas han mantenido el mercado estable, permitiendo que las viviendas sigan siendo accesibles para los residentes locales.

 

  1. 5. Desarrollo de espacios públicos bien diseñados.

Singapur ha priorizado la creación de espacios públicos que fomenten la interacción comunitaria y la calidad de vida. El concepto de placemaking es central en su planificación urbana, transformando áreas en puntos de encuentro vibrantes.

Además, destaca la iniciativa conjunta del HDB y la URA (Autoridad de Reurbanización Urbana de Singapur) que apoya proyectos comunitarios, como murales y clases de arte, para fortalecer los vínculos entre residentes y su entorno

Todos estos programas tienen un valor añadido: el involucramiento del sector privado en la gestión de áreas comerciales, mejorando su atractivo y dinamismo.

Lima: ¿Qué puede aprender? 

Nuestra capital, Lima, con más de 10 millones de habitantes y un déficit de 1.5 millones de viviendas, enfrenta retos similares a los de Singapur en los años 60. Las lecciones clave son:

– Subsidios focalizados: Crear un organismo similar al HDB para desarrollar viviendas públicas en terrenos estatales, priorizando familias de ingresos medios y bajos. Ejemplo: Proyectos como Vivienda Perú podrían escalarse con financiamiento cruzado (venta de terrenos premium para subsidiar viviendas sociales).

– Usos mixtos en corredores clave: Convertir áreas como la Av. Arequipa o el Centro Histórico en ejes de desarrollo integrado, combinando viviendas, oficinas y comercios. Proyectos como el del Parque Kennedy en Miraflores son un avance, pero requieren mayor densidad.

– Espacios públicos elevados: Ante la falta de suelo, replicar modelos como los jardines comunitarios en pisos altos de The Pinnacle Duxton. Distritos céntricos y populosos, como La Victoria, Lince o Surquillo, podrían beneficiarse con estas iniciativas.

– Participación ciudadana: Singapur incluye a los residentes en el diseño de barrios mediante programas como Lively Places. Lima podría adoptar consultas comunales para proyectos, sobre todo en distritos de la periferia como Villa El Salvador o Comas.

 

Desafíos y advertencias 

El modelo de Singapur no es perfecto. Tratándose de proyectos con un componente social siempre habrá puntos de mejora, en este caso como los siguientes:

– Exclusión de migrantes: El 20% de su población, que se compone de trabajadores extranjeros, no accede a vivienda pública y se encuentra viviendo en condiciones precarias.

– Dependencia estatal: El control gubernamental sobre el 90% del suelo limita la innovación privada.

Para Lima, la clave está en equilibrar la regulación estatal con la inversión privada, evitando replicar exclusiones. Para esto es vital contar con aliados tanto en el Congreso, que es donde se hacen las leyes, como en oficinas estatales como el Ministerio de Vivienda, donde se ejecutan las políticas de Estado.

Recapitulando, vemos que Singapur demuestra que la densidad no es sinónimo de caos, sino de oportunidades. Lima, con voluntad política y planificación audaz, puede transformar su crecimiento desordenado en un modelo de urbanismo inclusivo. Proyectos piloto en zonas tanto céntricas como periféricas de nuestra capital, con usos mixtos y subsidios inteligentes, podrían marcar el rumbo.

Como dijo el urbanista Liu Thai Ker, exjefe del HDB: “Planificar una ciudad es como pintar un cuadro: primero debes saber qué quieres retratar”. Lima tiene el lienzo; ahora necesita la visión.

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