El futuro de las oficinas en Lima: ¿Estamos diseñando para la nueva realidad?

La pandemia transformó radicalmente las dinámicas laborales a nivel mundial, acelerando tendencias que venían gestándose desde hacía años. Un reciente informe de McKinsey & Company titulado “The Future of the Office” revela que, para 2030, ciudades como San Francisco, Nueva York y Múnich podrían experimentar reducciones significativas en la demanda de espacios de oficina, con caídas proyectadas entre 16% y 20%.

Aunque Lima no figura explícitamente en el estudio, sería ingenuo pensar que estas tendencias no afectarán al mercado local. Por ello, es crucial entender cómo adaptarnos para mantenernos competitivos y relevantes en esta nueva realidad.

 

La nueva realidad: Menos espacio, más valor

Según McKinsey, el futuro del trabajo se definirá menos por el número de metros cuadrados y más por la calidad del espacio y la experiencia del usuario. Las oficinas ya no son solo lugares físicos donde las personas cumplen un horario laboral, sino también centros estratégicos que promueven la interacción, la creatividad, el bienestar y la productividad.

En Lima, aunque el mercado muestra cierta recuperación y estabilidad en la tasa de vacancia, enfrentamos desafíos significativos. La pandemia hizo evidente que muchos edificios existentes no estaban preparados para satisfacer estas nuevas necesidades. Por ello, tanto desarrolladores como propietarios deben enfocarse en crear o adaptar espacios que vayan más allá de la tradicional ubicación céntrica y buena infraestructura.

 

¿Qué demanda el nuevo mercado de oficinas en Lima?

La investigación de McKinsey destaca cuatro áreas clave que deben considerarse en el diseño de espacios futuros, todas ellas aplicables al contexto limeño:

 

1.- Flexibilidad y adaptabilidad del espacio

La rigidez ya no tiene lugar en la oficina moderna. Las empresas necesitan espacios que puedan adaptarse rápidamente a diferentes configuraciones, según varíen las necesidades de trabajo híbrido, presencial o remoto. Esto implica oficinas modulares, mobiliario flexible y áreas multifuncionales que maximicen el aprovechamiento del espacio.

En Lima, esta tendencia empieza a cobrar fuerza. Edificios emblemáticos como los ubicados en zonas corporativas de San Isidro o Miraflores están rediseñando sus interiores para ofrecer configuraciones que faciliten tanto reuniones rápidas como espacios individuales para concentrarse, combinando áreas abiertas con oficinas privadas bajo demanda.

 

2.- Tecnología e infraestructura digital

Según McKinsey, el componente tecnológico será crítico para las oficinas del futuro. La conectividad no solo se refiere a tener buena señal de Wi-Fi, sino también a integrar sistemas inteligentes de gestión que permitan monitorear y optimizar el uso del espacio, mejorar la eficiencia energética y facilitar la colaboración remota.

En Lima, la incorporación de tecnología sigue siendo una oportunidad significativa. Los edificios deben modernizarse para ofrecer soluciones tecnológicas robustas que atraigan a empresas que priorizan la digitalización y la automatización de procesos. Algunas empresas locales ya están dando pasos importantes, integrando plataformas digitales para reservar espacios o utilizar tecnologías IoT para optimizar recursos como iluminación y climatización.

 

3.- Sostenibilidad como imperativo

McKinsey señala claramente que la sostenibilidad ha dejado de ser opcional para convertirse en un factor decisivo. Edificios con certificaciones ambientales y prácticas sostenibles no solo tienen mayor valor comercial, sino que también mejoran la imagen corporativa de sus inquilinos.

En Lima, los desarrolladores empiezan a comprender esto y cada vez más proyectos incorporan certificaciones LEED y WELL. Sin embargo, todavía queda un largo camino por recorrer. Implementar sistemas eficientes de consumo de agua y energía, incorporar energías renovables y utilizar materiales reciclados son áreas en las que el mercado limeño puede mejorar significativamente.

 

4.- Bienestar y calidad de vida laboral

El bienestar de los empleados es ahora central para cualquier espacio de trabajo. McKinsey enfatiza que las oficinas deben fomentar la salud física y mental mediante el diseño ergonómico, la iluminación natural, la ventilación adecuada y el acceso a espacios verdes o áreas al aire libre.

En Lima, algunos edificios corporativos comienzan a responder a estas expectativas, ofreciendo terrazas abiertas, áreas verdes internas y elementos de diseño biofílico. Esta tendencia está creciendo entre empresas que entienden que el bienestar no solo mejora la productividad, sino que también es clave para atraer y retener talento en un mercado laboral competitivo.

 

¿Cómo adaptar las oficinas existentes en Lima?

Ante la cantidad de metros cuadrados vacantes en Lima, surge una excelente oportunidad para renovar y reposicionar activos. El retrofit de oficinas existentes puede ser la clave para mantener su competitividad, transformando edificios antiguos en espacios alineados con estas nuevas demandas.

RE Propiedades, consultora inmobiliaria con gran experiencia en el mercado limeño, ha identificado oportunidades significativas en este sentido. Su experiencia señala que los propietarios que inviertan en modernizar sus activos incorporando flexibilidad espacial, tecnología avanzada y criterios sostenibles, tendrán ventajas competitivas sustanciales.

Algunas empresas en Lima ya han comenzado a adaptar sus espacios con éxito, optando por diseños abiertos, tecnología integrada y una fuerte apuesta por la sostenibilidad. Esto no solo les ha permitido reducir costos operativos, sino también incrementar la satisfacción laboral y mejorar su imagen corporativa.

 

Nuevos desarrollos: La importancia de diseñar con visión de futuro

Para los nuevos desarrollos, las lecciones del informe de McKinsey son claras: los edificios que se planifiquen hoy deben anticiparse a los cambios del mañana. Los desarrolladores deben integrar desde la fase inicial los conceptos de flexibilidad, sostenibilidad y bienestar, además de una sólida infraestructura tecnológica.

Lima está viendo el surgimiento de proyectos que siguen esta dirección, especialmente en zonas corporativas emergentes como Surco o Magdalena. Estos desarrollos no solo responden a la necesidad actual, sino que establecen un estándar más alto para el futuro del mercado corporativo.

Conclusión: Lima frente al desafío

El futuro de las oficinas en Lima es prometedor, pero depende directamente de nuestra capacidad para adaptarnos a las exigencias emergentes del mercado laboral. Empresas, desarrolladores y propietarios deben actuar ahora, transformando espacios existentes y diseñando nuevos proyectos con una visión clara de las tendencias globales.

La pregunta ya no es si debemos cambiar, sino qué tan rápido podemos hacerlo. Aquellos que lideren esta transformación estarán posicionados para dominar el mercado corporativo limeño en la próxima década.

El futuro llegó. ¿Estamos realmente preparados para él?

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