Bicentenario: edificios con Historia

1. La Casa del oidor, la primera construcción

Esta antigua casona colonial, ubicada en la esquina de los jirones Carabaya y Junín (antes conocida como Esquina de Pescadería y Arzobispo), es la construcción más antigua y primigenia de la ciudad de Lima. Fue construida por Alonso Riquelme, tesorero de la Corona española que acompañó a los conquistadores y fue mencionado en muchos de los relatos dedicados a narrar la empresa de Francisco Pizarro. Después fue habitada por Gaspar Melchor de Carbajal, encargado de escuchar (“oír”) las quejas de los vecinos. Durante el virreinato fue sede de Justicia de los magistrados letrados nombrados por el Rey, encargados de escuchar las quejas del pueblo y de resolver así algunos de los problemas de la ciudad.

Al respecto de la función de un oidor, cuenta Ricardo Palma en Tradiciones peruanas: “…se había “colado” en la ciudad Francisco de Carbajal, puso en prisión a varios sujetos amigos del virrey Blasco Nuñez de Balboa y ahorcado a otros dos. Carbajal previno caritativamente a los vecinos de Lima que estaba resuelto a seguir ahorcando prójimos y saquear la ciudad si no se aceptaba por Gobernador del Perú a Gonzalo Pizarro quien, con todo su ejército, se encontraba esperando la respuesta a dos leguas de camino. Tres oidores, entre ellos un tal Zárate, convocaron a los notables en el Cabildo. Después de discutir muy a la ligera, pues no había tiempo que perder en largos discursos ni en flores de retórica, se extendió un acta reconociendo a Gonzalo por gobernador. Cuando le llegó el turno de firmar al oidor Zárate – quien era ya un viejo chocho – empezó a dibujar una cruz y bajo de ella, antes de estampar su garabato, escribió: Juro a Dios y a esta cruz y a las palabras de los Santos Evangelios, que firmo por tres motivos: por miedo, por miedo y por miedo”.

Al principio esta casona era de un solo piso; pero con el paso del tiempo, en el siglo XVII, se levantó una segunda planta y se agregó un balcón que actualmente podemos apreciar. Este se encuentra en buen estado de conservación y es uno de los más largos de la capital, por lo que también se conoce a nuestra ciudad como “La Ciudad de los Balcones”.

Se dice también que otro hecho histórico es el que aconteció en 1821, cuando el general Don José de San Martín fue aclamado al salir a uno de sus balcones luego de proclamar nuestra independencia (Medina, Gloria. 6 de abril 2014. “La Casa del Oidor, la construcción más antigua de la ciudad de Lima”).

2. Edificio Marsano, edificio Barrio

En Miraflores existen edificios modernos muy impresionantes, sobre las avenidas Larco y Pardo principalmente. Pero hay un edificio con mucha historia que puede verse desde la Vía Expresa y, por su arquitectura y tamaño, es imposible no haberlo visto alguna vez.

El Edificio Marsano, hoy conocido como Residencial Miranda, fue concebido como el hotel más grande de todo Lima, con casi 200 habitaciones. Hoy aloja a 174 familias, la mayoría de ellas propietarias del nonato hotel de lujo de la familia Marsano que nunca llegó a inaugurarse. El edificio esta ubicado sobre lo que en algún momento fue la Hacienda Marsano, que se extendía desde la avenida Arequipa, donde se encontraba el Palacio Marsano (demolido el año 2002 y hoy convertido en Compu Palace), hasta la avenida Paseo de la República.

Se dice que fue el empresario minero Tomas Marsano Gutiérrez, poseedor de una inmensa fortuna y en cuyo nombre fue bautizada una importante avenida en Surquillo, quien mandó a construir el lugar. Ante la importancia que tenía el hotel Bolívar, inaugurado en 1924, es probable que el acaudalado empresario haya elegido desarrollar una marca propia con un hotel de lujo de siete pisos que le haga competencia, con acabados de mármol, bellas alfombras, un enorme lobby y un espectacular restaurante en el último piso. Hoy el inmueble es un monumento de principios del siglo XX.

No se sabe exactamente en qué momento se decidió venderlo como departamentos en pequeñas partes, lo cual, como todos los que conocemos de real estate, sabemos que es un problema. El punto es que hoy viven allí más de 100 familias, muchas de ellas con más de tres generaciones habitando el monumental inmueble. Entre sus notables ocupantes estuvieron la francesa Georgette Phillippart, viuda de Cesar Vallejo e importante difusora de su obra. También estuvieron allí un tiempo la reconocida periodista y fundadora de la revista Caretas, Doris Day; así como el pintor iqueño Sérvulo Gutiérrez. También habitaron el escritor Edgardo Rivera Martínez, autor de la aclamada novela País de Jauja (1993), y la artista plástica catalana Teresa Mestres, entre otros importantes vecinos actuales y pasados de este impresionante “edificio-barrio”, como lo llama Eduardo Abusada en su artículo para la revista Cosas.

3. La casa Wiese, el primer rascacielos

Como no es novedad, gran parte de la historia de los edificios más representativos e importantes de la ciudad tiene a grupos empresariales detrás, lo cual muestra una vez más que la inversión de la empresa privada ha sido importante para el país a lo largo de su historia.

Juan Luis Orrego Penagos, en su libro Rascacielos históricos de Lima, nos cuenta: “Con el advenimiento del siglo XX y el ingreso de Lima a la “modernidad”, quedó sin efecto la norma de no construir más alto que la torre de Santo Domingo. La llegada del concreto armado, en la década de 1920, permitió la construcción de edificios altos, con estructuras que no pasaban de los 20 metros de altura. Fue así que en 1922 se inauguró el primer “rascacielos” de Lima, la Casa Wiese (en el jirón del mismo nombre), de 6 pisos y de estilo neoclásico, construido por el empresario Augusto Felipe Wiese; era el edificio más alto de Lima. Otros edificios de la década fueron el Edificio Italia (del Citibank), el Banco Internacional (Jirón de la Unión), el Banco Italiano (esquina de Lampa y Ucayali) y los edificios Gildemeister y Minería (jirón Wiese).

La primera planta, un espacio espectacular con columnas revestidas en estucado veneciano rosa y una cristalería central, albergó los almacenes centrales de la firma Emilio F. Wagner (AyF Wiese S.A.) y luego la sede central del Banco Wiese. Actualmente todo el edificio es propiedad de la empresa Arte Express, la cual le brindó una rehabilitación muy minuciosa a esta joya arquitectónica. En la actualidad, en el primer piso se desarrolla Urban Hall, el cual es un espacio comercial de doble altura con muy buen gusto, que permite desde tomar un café hasta hacer alguna compra o disfrutar de alguna exposición. Los pisos superiores son oficinas, manteniendo la dinámica inicial del edificio.

Esta zona, con la Bolsa de Valores de Lima al frente, así como los principales bancos alrededor, fue el eje financiero de Lima, lo que vendría a ser San Isidro en la actualidad

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