4 lecciones que nos dejó la pandemia


En estos días, a casi tres años desde que se inició la pandemia en el Perú, muchos aspectos de cómo sucederá el trabajo y la vida cotidiana son cada vez más claros. En esta edición exploramos cinco lecciones distintas de la pandemia en relación con los espacios de trabajo y las nuevas normas que rodean el lugar de trabajo.

1. La presencialidad es la base del trabajo en equipo

Si algún estrago causó la pandemia en la relación entre las empresas y sus colaboradores fue definitivamente esa brecha entre equipos de trabajo, falta de colaboración e identificación con la marca de la empresa. El aislamiento obligatorio en muchas partes del mundo, y más en países como el nuestro, donde no estábamos preparados para el trabajo remoto, generó más estrés en las relaciones internas entre colaboradores y equipos.

Un factor clave en el funcionamiento de un equipo es su inteligencia colectiva, su capacidad para resolver problemas y crear oportunidades para sí, para sus integrantes y para la organización; esto se logra principalmente con la comunicación directa, los espacios amigables que fomenten el bienestar y el confort, y una cultura corporativa sólida de puertas abiertas y comunicación fluida.
Lograr las variables mencionadas en un sistema de trabajo hibrido o remoto es demasiado caro de mantener en el tiempo, por ello las empresas apuestan cada vez más al regreso escalonado a las oficinas.

La presencialidad es clave en la colaboración, no sólo porque mejora la comunicación tanto formal como informal, desde reuniones de directorio hasta las conversaciones de pasillo; sino también porque la energía compartida y la cercanía ayudan a producir mejor, como en los equipos de ciclistas donde todos van parejos y motivados a pedalear grandes distancias. Interactuar con los demás, así sea también en charlas improductivas, fortalece la relación tanto entre el equipo interno como entre distintos equipos. Durante la pandemia se llegó a observar el caso de muchas empresas donde las personas no se conocían. ¿Qué tipo de cultura se podría fortalecer en ese escenario? ¿Qué sinergias se podrían lograr? Estar presentes en una oficina genera un espacio de reunión que con el tiempo se convierte en el escenario de lo que llegan a ser buenos negocios y buenas relaciones.

2. La salud es primero: emocional y física

El burnout o agotamiento es una de las nuevas enfermedades tanto físicas como emocionales que generó el trabajo remoto. En el 2021, un 50% de trabajadores acusaba problemas de estrés laboral crónico como consecuencia del trabajo remoto y el desempleo (fuente: portal Trabajando.com).

Horarios de trabajo interminables, así como la falta de límites entre la vida personal y la vida laboral, generan horarios abiertos y partidos de trabajo que terminan convirtiendo una jornada de trabajo regular habitual de 9 am a 6 pm en fragmentos dispersos de trabajo con muchos huecos entre bloque y bloque que terminan prolongando la jornada laboral, terminando en muchos casos a las 10 pm y dando la impresión de que se trabajan más horas de las que suele trabajar en una oficina.

3. Necesidad básica de reconocimiento

Todos los seres humanos tenemos la necesidad básica de ser reconocidos por las demás personas por realizar cualquier tipo de acción positiva que nos hace merecedores de dicho reconocimiento. La satisfacción de esta necesidad es vital para el fortalecimiento de nuestras autorreferencias.

El reconocimiento diario que se logra en el trabajo presencial, con un buen líder motivando a su equipo de manera directa, no tiene punto de comparación con un correo de felicitación o un regalo que se pueda enviar de manera remota a un colaborador a través de un programa de reconocimiento. Cerca del 60% de los empleados se sintieron emocionalmente desvinculados de su trabajo el año pasado, mientras que casi una quinta parte describió su tiempo en el trabajo como miserable, dice en el informe anual de Gallup sobre el estado del trabajo mundial.

4. Las reuniones multiplataforma son muy útiles, pero más importantes son las reuniones cara a cara

Las plataformas de reuniones virtuales como Zoom, Teams o Meet tuvieron un auge exponencial durante la pandemia, debido a la necesidad de reunirse de manera virtual tanto para temas laborales como personales. Lograron ayudarnos a superar la brecha de las restricciones a la presencialidad; y además, ya desde antes de la pandemia, se habían convertido en una herramienta muy importante para acortar distancias.

Zoom, por su utilidad y rápida popularidad, logró incrementar exponencialmente su cantidad de usuarios y de ganancias, registrando ingresos en el 2020 por 623 millones de dólares estadounidenses, el 2021 por 2,651 millones, y en el 2022 ya va en 4,100 millones.

A pesar del éxito de estas plataformas, a lo largo de la pandemia logramos aprender que ellas aún no logran cubrir los beneficios que sí te da una reunión presencial. El significado de lo que uno expone en una presentación puede perderse, los rostros aplastados en una cuadrícula de miniaturas pierden la expresividad y naturalidad de un dialogo cara a cara, y la atención de las personas puede perderse gradualmente por una alerta de correo del celular o de un whatsapp.

Según Psychology Today, al menos dos tercios de la comunicación puede ser no verbal. Los cambios sutiles en las expresiones faciales, las inflexiones vocales, los gestos con las manos y el contacto visual trasmiten significado y permiten que el mensaje no sea malinterpretado por el interlocutor. Además, las reuniones cara a cara permiten reducir las distracciones, ya que se tiene foco solo en el interlocutor o la audiencia y permiten reforzar las relaciones. Según una encuesta de Forbes, el 84% de los ejecutivos dicen que prefieren las reuniones en persona por su capacidad para construir relaciones comerciales más sólidas y significativas.
Hoy, lo que se ha logrado de manera exitosa es alternar tanto reuniones virtuales como presenciales para optimizar tiempos y acortar distancias; pero, sobre todo, para fortalecer relaciones.

Bienestar como base de la nueva oficina

El largo periodo de aislamiento social, del que fuimos saliendo lentamente en comparación con otros países, además de las carencias presentadas a las que el trabajador tuvo que adaptarse durante
el trabajo remoto, que van desde la falta de equipos adecuados, conexión a Internet, así como el uso de un espacio y muebles inadecuados para largas horas de trabajo, impactó directamente tanto en el bienestar físico como emocional de las personas.
Según el estudio “Wellness de los ejecutivos en el Perú: Hábitos y expectativas”, de la Universidad USIL, el 29% de los ejecutivos encuestados indicó no encontrarse bien emocionalmente y un 37% percibió daños físicamente.

Las organizaciones están aprendiendo a fomentar ambientes más saludables que además permitan atraer al talento de vuelta a las oficinas, entendiendo que ya no hay riesgos para la salud en la presencialidad y que es mejor para el trabajo en equipo y la productividad. Hay que dar todas las seguridades al personal para que el retorno progresivo sea un éxito, más que una imposición.

Hoy en día se entiende que el sistema de trabajo hibrido facilita el balance y la flexibilidad en los colaboradores a diferencia del trabajo remoto, pero también es importante recalcar las fortalezas que tuvo siempre la oficina como espacio no sólo de reunión sino también de concentración, análisis y creación. A medida que mejoran las condiciones de salud han ido mejorando también los índices de ocupación de las oficinas, lo cual se relaciona con el hecho de regresar a la normalidad, pero igual tiene que observarse variables que pueden ayudar a mejorar las condiciones en las que nuestro personal pasa la mayor parte de su día consciente.

Los aspectos saludables que deben tomarse en cuenta principalmente son la iluminación, la ventilación, la ergonomía y la resocialización. En la medida que se consideren estos aspectos en el diseño de los espacios donde vamos a recibir a nuestros equipos de trabajo estamos seguros que van a mejorar los indicadores de productividad, se reducirá el ausentismo y se fortalecerá la identificación del personal con la marca, entre otros aspectos.

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